dimecres, 30 d’agost del 2006

Te ha tocado (III)

(Viene de "Te ha tocado II", como el avezado lector habrá averiguado sin duda)

Vamos a ver. El día 7 de agosto, San Cayetano, zarpa un buque de carga del puerto de Chungo-Chungo, en Bicholandia, África occidental. A las pocas horas, ya en alta mar y rumbo a Tonga, un marinero se pone enfermo, al parecer con molestias intestinales. Pese a los atentos cuidados que le dispensa la tripulación, fallece a las pocas horas de zarpar. El primer oficial le encuentra muerto en su camarote, sentado en una butaca. Fotografían el cadáver, sellan el camarote y lo llevan a la cámara frigorífica, que queda también sellada. Avisan a la compañía propietaria del buque, a la aseguradora y anotan todo en la bitácora. El fallecido es electricista, tiene cincuenta y tantos años, no se le conoce enfermedad previa, no se medicaba, llevaba 4 años trabajando en el mismo barco. La tripulación es ucraniana y el barco navega bajo pabellón de conveniencia. Mmmm....

Buena ensalada. Consulto rápidamente mi memoria. Bicholandia: estado precario de África occidental. Compañías multinacionales semipiratas saquean los recursos naturales del país, con la bendición de una corrupta clase política local. El 90% de la población vive en la miseria y a merced de la policía y otras sanguijuelas, de guerrillas sanguinarias y de todo un elenco de enfermedades tropicales de lo más variopinto. No está mal. Malaria, dengue, fiebre de Lassa, Ébola, enfermedad del sueño... La verdad es que hay donde elegir.

El capitán asegura que nadie ha desembarcado en ningún puerto africano. Pero lo cierto es que llevan un par de meses de viaje, desde mediados de junio, y han ido subiendo cargas en distintos puertos... Después de mucho tiempo en el mar, a quién no le apetece estirar las piernas... Venga, total el barrio está muy cerca, sólo será una copa y hasta mañana no zarpamos... El capitán asiente a regañadientes, se lía la cosa y la fiesta acaba de madrugada, cuando el grumete vomita el vodka en el escote de la putilla que intenta cerrar el negocio y aparecen los gorilas del garito y veinte de sus primos. Imagino que el círculo se cierra, los marinos pagan y se largan apresuradamente, a la inglesa, y al gilipollas del grumete lo llevan hasta el barco a collejas.

El buque zarpa al amanecer y el telegrafista comunica al capitán que Sasha, el electricista, se ha quedado durmiendo porque está enfermo. El capitán le contesta de malos modos que él también tiene resaca, le duele todo y sin embargo ahí está en el puente de mando, digiriendo, perdón, dirigiendo la maniobra.

Pero bueno Ettore, no adelantemos acontecimientos... Vayamos al barco, que es lo que toca ahora.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

La madre del cordero...supongo que será un mensaje en clave¡¡ Pues querido Ettore...si el marinero a cojido algo (sea por el contacto con la putilla o con el putón..) dimelo que yo mañana por la noche desembarco en Tonga ¡¡¡ Mas que nada por no ir tan fresca y ponerme el traje de cuarentena¡¡¡
Por cierto ,C.H..es una maestra en endorsar marrones , con jabón o sin el ...y te aseguro que lo segundo duele más, así que tú aún has tenido suerte¡¡¡¡
Besotes y nos vemos en Tonga¡¡

Ettore Hag ha dit...

No sé quien eres, anónima, aunque sí lo imagino... Pero no se trataba de C. H. esta vez.
Besos