dimecres, 27 de setembre del 2006

Te ha tocado (VI)

Ettore Hag pide mil disculpas a sus amables y sufridos lectores y lectrices por la extenuante espera.

Debe ser casi de noche en las afueras del buque cuando, a través de sus tripas, acompañado de Oleg G. me dirijo a la cámara frigorífica. La cámara se encuentra cerca de la cocina, porque en un mercante esta pieza suele destinarse a guardar comida congelada, más que cadáveres. A estas alturas, con una duda más que razonable sobre una hipótesis infecciosa, he decidido no montar el numerito dentro del barco y prescindir del traje de astronauta. Por lo menos me pongo guantes, mascarilla y botas, así que a los marineros que me observan con expresión curiosa debo de parecerles de todas maneras un marciano.
Paso por las cocinas. Resisto la tentación de hacer una inspección. Por lo menos, el olor de la cena en preparación es muy agradable. Algunos habitantes de ese monstruo de acero que es un buque de carga esperan ya sentados en las desvencijadas mesas del comedor.

Siempre acompañado por Oleg, que en esta película hace de Igor, el de Frankenstein, llego frente a la cámara frigorífica. Se supone que está sellada desde que colocaron en ella el cadáver de Sasha K. pero el realidad el único "sello" de la puerta es un recorte de papel con unas letras escritas a mano en cirílico. "Cámara sellada. Como si queréis poner el papelín cinco minutos antes de que yo suba al barco, igual da". Un ágil giro de la pesada manivela metálica y la cámara se abre desgarrando el "sello". En su interior, tumbado en el suelo y tapado con una manta, encuentro el cadáver de Sasha K. Los de "Las Cavernas" seguro que escribirán "el cadáver sin vida". Ultracongelado en alta mar, como los langostinos de esa afamada firma tongolesa llamada Pescamona, Sasha K. esboza una mueca burlona. Busco señales. No veo nada extraño en la piel; en cuanto a las mucosas, mejor lo dejamos estar, porque a -18ºC el cuerpo es un bloque de hielo. Trabajo para el forense, aunque cada vez estoy más por la hipótesis de abdomen agudo.

Regresamos al puente de mando. El capitán me ve llegar no sin cierta ansiedad. "A ver si vamos a poder desembarcar o no."

- Master, le digo por nuestra parte está todo en orden. Tienen ustedes la autorización para desembarcar y para que suban personas a bordo. Pueden descargar las mercancías cuando lo consideren oportuno. En cuanto al cadáver de Sasha K. imagino que el juez y el forense deben haber llegado ya. Ellos se harán cargo.

- Harasho, harasho, dice el capitán visiblemente aliviado. Y añade: "tómese una copa con nosotros".

Se la acepto. Spasiva. De la pequeña nevera de la sala de reuniones sale una botella de vodka bien fría. "Has dado en el clavo, colega". Tomamos un vaso, brindamos y lo vaciamos, como les gusta hacer a los eslavos. Cuando trabajaba en el Cáucaso, a veces me recibían por la mañana con café y bombones y cómo no, la omnipresente vodka. El primer chupito entra bien. El segundo mejor. El tercero ya no lo notas. Cuando quiero darme cuenta, estoy charlando animadamente con el capitán y el primer oficial, el que hace de Igor. Brindamos por la travesía, por el mar, por Ucrania, por Tonga, por la familia, por las mujeres, por el difunto.

- Harasho, harasho, kapitansky, digo con voz trémula. Brindo por el tavarich Sasha, buen trabajador y buen marido, gran amigo de la tripulación. приветствия!

Mis palabras en ruso deben sonar convincentes. Aprovecho el momento de distensión para ponerme de pie, agradecerles su hospitalidad y tomar el camino de la salida. Me despiden efusivamente y me regalan un par de botellas de ése elexir de la eterna juventud que es el vodka, como recuerdo de mi visita al Konstantin. Me acompañan a la salida, harasho, harasho. La escalerilla baila cuando la piso, y es extraño, porque en los puertos no suele haber oleaje.

A pie de escalerilla, las botellas tintinean hábilmente camufladas dentro del traje de astronauta, que está guardado en su bolsa. El forense me observa con mal semblante cuando bajo. He tardado mucho, y voy pedal. Pongo cara de póker y me dirijo a la juez:

- Todo en orden. Descartamos cualquier causa infecciosa en el fallecimiento del tripulante. Ninguna restricción por lo tanto en el tránsito de bersonas y bercancías. Y al forense, con chunga: "todo tuyo".

Los becarios de Las Cavernas aún siguen allí.

- ¿De dónde viene el barco?
- De muy lejos.
- ¿Qué transporta?
- Mercancías.
- ¿De qué ha muerto el marino?
- Eso, el forense.

De vuelta a casa, en el coche, voy rogando a San Karl Marx y San Friedrich Engels que no me hagan soplar. La legislación de tráfico se ha endurecido mucho en Tonga. Los agentes de tráfico, que aquí se llaman Pikoletos, disfrutan poniendo multas. En el coche, lentamente al principio, y luego ya con más firmeza, se escucha aquélla vieja canción, "La unión eterna de repúblicas hermanas". Apago la radio, pero la canción no se va. Al final deduzco que soy yo, que estoy en fase de cantos regionales soviéticos.

10 comentaris:

Chalá perdía ha dit...

Que bueno, que bueno, que bueno...
Internet no será perfecto hasta que no se pueda añadir una foto de lectriz con sonrisa bobalicona y archivo sonoro de carcajada... bueno creo que se puede, pero no sé toavía.

La que antes era cuerpa

AIRE ha dit...

¡Uf!, ¡qué descanso!; ¡ahora ya puedo dormir tranquila!, ja, ja, ja.
Me gustaría ver una foto tuya pertrechado con el famosos traje de buzo.¡anímate!.
Hay una cosa en el rerlato que no me cuadra. Si subiste al barco con guantes, botas y mascarilla, ¿cómo es que bajaste la escalerilla con el traje de buzo? ¡chachan!
Pasamos tiempo de relativo silencio, a veces siento frio en nuestras leves miradas calladas, ¡pero me refresca verte!.
¿Cuando tienes la opo y cómo la llevas?
besitos
Aire

Ettore Hag ha dit...

Bueno, bueno, pues ya veis, queridas amigas... (Voy a poner bien las comas, no sea que me caiga a mí también el chaparrón de Ferfito). Véis que ya va acabando el culebrón...
Bienvenida a estas páginas con tu nueva identidad, Cuerpa. A veces he intentado dejarte comentarios, pero tu formato no me lo permitía. Me alegra ver que ahora hablamos el mismo lenguaje bloguero.
Besos

Ettore Hag ha dit...

Y en cuanto a tí, AIRE de la mañana, admiro tu imaginación desbordada!!
Las botellinas íban hábilmente camufladas dentro del traje de astronauta, que, junto con el resto de complementos, llevaba yo en su bolsa de transporte.
De nuevo, buen finde y que descanses. Te veo en Tonga el lunes.

Chalá perdía ha dit...

Como suele decirse, nunca es tarde si la dicha es buena. Espero que mi nueva identidad sea definitiva. Es mi cuarto blog!!! y esta vez ha sido amor flechazo (culo mal asiento... que ya estuve antes por aquí y no me gustó, por complicao). Los de antes son de mala leche, tienes razón. Quiero abrirme al mundo.
Te he puesto enlace directo en mi blog, por no ir saltando muros para leerte, deseo que no te importe. Recomiendo diversión de un divertido buen escritor.
No te criticaré las comas o los puntos si no es estrictamente necesario (para el buen entendimiento, jajajaja...risas para no parecer la señorita Rotenmmeller) Espero en caso de critica -cosa que dudo- la recibas con mejor talante que ferfito, je je je... ¿quien soy yo para ponerle las comas a nadie?. Sólo es pasión por mantener mínimamente las formas ante el avasallaje de abreviadas y pobres terminologías tecno-lingüísticas.
Ciberbesos.

Ettore Hag ha dit...

Hola, ex-cuerpa!
Muchas gracias por tus precisiones. Me alegra poder leerte ahora con más facilidad.
Ya me contarás un día como poner los enlaces. Yo lo he intentado varias veces sin éxito... creo que hay que bucear en las tripas del programa.
A propósito de tu antiguo nombre, debo decirte que ya la Yoli me puso en antecedentes sobre la historia de las desalmadas... Me parece un argumento del mejor García Márquez!!
Besos
Ettore

Chalá perdía ha dit...

Sí Ettore, una historia que he recreado en varios relatos; participé con ellos en algunos concursos y nunca gané, así que ahí está ella, esperando otra versión novedosa o a que la cuerpa moderna aprenda a escribir mejor y/o recupere la esperanza.
Ay ay la Yoli jajaja...ya vi cuando entraba en tu blog como voyeur que eras del frenopático, lo reconocí porque he estado por allí alguna vez. Fue divertida una visita en la que uno de los residentes, rancio y galante caballero, le tiró los tejos a Miss Jaén...que fuerte!!!
las tripas del blog no son tan complicadas, si yo he podido!!! Cotillea por la plantilla y ayúdate con esta página, lo explica todo muy bien, es sólo ponerse un ratito.

http://elblogdelosblogs.blogspot.com/

ferfo ha dit...

Tío, qué bien!, he disfrutao un montón con tu relato tongoles, y al final, risotadas por la ventana (que aunque sea Octubre sigue abierta).
Por cierto, a estas chicas, no les consientas ni puntos ni comas, que tu eres débil, como la carne de la mejor doncella (o doncel).
A ver si quedamos pa dar buena cuenta de un elixir de esos que te regalaron (si aún queda), con el abstemio Rafeta y la insaturable Amadita-tita-pon.
Salut camarada!.

Chalá perdía ha dit...

Ettore, di ¡Hola! que sepamos que no te has quedado congelado en la nevera de un carguero...Besos.

Ettore Hag ha dit...

Hola!
No me pasa nada, sólo es un trastorno mental transitorio. Pronto volveré con nuevas aventuras.
Ettore