dimarts, 18 d’abril del 2006

La llegenda de la iaia Rosquilleta

Fa molts anys, però que molts anys, al poble de Montroi menjar una mona de Pàsqua era tota una prova de heroïcitat.
Els xiquets vivien amb la por de la terrible iaia Rosquilleta. Oblideu-vos!! Rés a veure amb una dolceta, blanquinosa, afàble i velleta àvia. La iaia Rosquilleta era lletja i sanguinària, es menjava als xiquets com si foren rosquilles, agafant-los per el peus i engolint-los sencers i sense pietat.
L'hora més perillosa: el berenar, l'hora de la mona. Elx xiquets feien cap al castell i es disposaven a passar una estona divertida, empinar el catxirulo i explorar el territori enemic, com feien els seus avant-passats àrabs. Sense oblidar de degustar la deliciosa mona.
Aleshores, la iaia Rosquilleta es feia present entre les antigues pedres i els murs en runes.
Un dia, el Bartolo, que era molt arriscat i valent, entrà al castell mentres que la iaia dormia, li lligà el catxirulo a l'espardenya i... adéu!! La iaia s'en anà pels aires.
I avuí en dia, els habitants de Montroi, en temps de Pàsqua encara senten rumiar a la iaia... Rosquilletaaaaaa!!!!

The end

Catorce de abril



Viva la República!!

A por la tercera!!

dimecres, 12 d’abril del 2006

Otra vez la paella

Mi amiga Amada tiene unos vecinos que sólo ve los domingos, cuando van a hacerse la paella. Pero Amada tiene la ropa tendida precisamente el domingo. El humo de la paella siempre busca la ropa. Ya la puede esconder, cambiar de sitio, guardarla mojada, todo en vano, porque el humo de la paella siempre acaba encontrando la ropa y cuando lo hace la impregna de olor a ahumado. Esto es parte de los efectos colaterales de la paella.

dimarts, 11 d’abril del 2006

Más sobre la paella



La paella no es patrimonio de nadie. Si acaso del que se la come. Aquí, en mi tierra, mis compatriotas tongoleses (se dice así?) se aferran fuertemente a la idea de que la paella tongolesa la han inventado ellos y por eso se llama así. En realidad yo la he comido en muchos sitios, y eso que nunca he salido del planeta Tierra. Pero los tongoleses se empeñan en que la han inventado ellos y por eso nadie más puede atribuirse el mérito de hacer la verdadera paella. Especialmente si se trata de nuestros vecinos de más arriba, los catangoleses. Entonces la cosa sí se complica. Si los catangoleses hacen una paella gigante y baten el record, los de aquí lo tomarán como la mayor de las ofensas y clamarán venganza. Es más, el Gobierno tongolés en pleno, recogiendo el guante de la ira popular, destinará una partida presupuestaria para humillar a los catangoleses y restablecer la justicia. Y es natural, claro. ¿Acaso en Tonga presumimos de haber inventado la calçotada?

Pues eso, ante la afrenta, los tongoleses se echan a la calle y gritan: "Els catangolesos ens volen furtar la paella!!! Germans, tots a una veu, defensem lo nostre!!! Tots al carrer a fer-ne una més gran!!!" En lengua tongolesa. Que se puede traducir más o menos así: "Los catangoleses nos quieren robar la paella!!! Hermanos, todos a una, defendamos lo nuestro!!! Todos a la calle, a hacer una más grande!!!

Los tongoleses sólo se preocupan de las cosas que verdaderamente importan. Y no estoy hablando sólo del tamaño... de la paella.

dilluns, 10 d’abril del 2006

La paella

Que fa un valencianet un diumenge assolejat de primavera? Fa una paella i se la menja amb bona companyia.
La paella és un do que sens dubte li debem al misteri. Quan encéns el foc mai no saps com acavarà la cosa. Si queda en el seu punt és una delicia. Si surt embafada és un desastre. I tot depén de un subtil esclat d'inspiració... o simplement de l'atzar, tot i que siga vulgar parlar aquí de la sort. Aquésta en concret estava boníssima.

¿Que hace un valencianito un domingo soleado de primavera? Hace una paella i se la come en buena compañía.
La paella es un regalo que, sin duda, debemos al misterio. Cuando prendes el fuego nunca sabes cómo acabará la cosa. Si queda en su punto está deliciosa. Si se pasa es un desastre. Y todo depende de un estallido sutil de inspiración... o simplemente del azar, aunque resulte vulgar hablar aquí de la suerte. Esta en concreto estaba buenísima.

divendres, 7 d’abril del 2006

Viernes 7 de abril

Viernes 7 de abril de 2006. Con cielo nublado, luna creciente, resaca y mucho silencio dentro comienzo esta nueva singladura. Nunca he tenido un blog, aunque sí un puñado de cosas que contar a quien puedan interesarle. Y no siempre. A veces, los pensamientos fluyen imparables, como un rápido torrente, pero otras no se me ocurre nada y me limito a mirar al vacío como si de verdad hubiera algo digno de ver.
Creo que aquí hablaré un poco sobre libros, sobre fotografías, sobre las personas y otros animales que me acompañan y sobre algunas secuencias de ese conjunto de vivencias inconexas que llamamos realidad.